domingo, 14 de diciembre de 2008

GIOVANNI ANTONIO CANAL: "CANALETTO".


........Gran Canal y Santa María de la Salud, Venecia...........

Giovanni Antonio Canal, más conocido como El Canaletto, es uno de los últimos genios del Barroco Italiano. Nació en Venecia en 1697 e inició su formación artística con su padre, escenógrafo de profesión con él que colaborará desde 1716. Tres años más tarde se traslada a Roma, realizando durante un año decoraciones para óperas de Scarlatti. En Roma se pone en contacto con paisajistas, interesándose por las vistas urbanas.


...............Vista de la Plaza de San Marcos...................

Al regresar a Venecia, realizará algunas vistas en las que ya aparecen los fuertes contrastes de luz y sombra que le caracterizarán, siendo ejecutadas directamente a partir de los modelos, sin realizar bocetos previos. Posteriormente, Canaletto abandonará esta práctica, sirviéndose de bocetos preparatorios.


....Regreso del Bucentauro al muelle el día de la Ascensión. 1729 ....

Sus cuadros tuvieron una excelente acogida en el mercado inglés, por lo que se trasladó a Inglaterra entre 1746 y 1755, realizando numerosos paisajes. Regresó a Venecia, donde murió en 1768, dejando una importante huella en los paisajistas venecianos, ingleses y franceses, tanto del siglo XVIII como del Romanticismo.


...............El Bucentauro en Venecia. 1745-1750................


LA VENECIA DE CANALETTO:

sábado, 13 de diciembre de 2008

GIOVANNI BATTISTA PIRANESI (1720-1778): VISTAS DE ROMA.


VEDUTA PLAZA DE SAN PEDRO, ROMA.



Arquitecto y grabador italiano, Piranesi nació el 4 de octubre de 1720 en Mogliano, próximo a Mestre. Sus primeros veinte años transcurrieron en Venecia donde, del rico y complejo panorama artístico veneciano, adquirió una sólida formación.


VEDUTA DEL PONTE E CASTELO S'ANGELO.


Piranesi sacaría luego rendida cuenta de la veduta. Desde principios del siglo se multiplicaron las colecciones de láminas descriptivas, pero la presencia del artista en Venecia a mitad de la década de 1740, coincidió con un punto clave en el desarrollo de este género. Se entiende por veduta la representación fiel del aspecto urbano en el fluir de la vida cotidiana. Jamás un arte de épocas pretéritas ha sido expuesto con tal fuerza de expresión y con tal vida, al menos por lo que a reproducciones se refiere. En estos grabados que saben valerse de los más expresivos medios de que puede disponer el arte del aguafuerte, Piranesi nos habla de la emoción de la Roma imperial.


VEDUTA DEL PANTEÓN DE AGRIPA.


La serie de Vedute di Roma, 135 estampas, se alargó cerca de 30 años, hasta la muerte de Piranesi, ocurrida el 9 de noviembre de 1778 en Roma, ciudad en la cual se había instalado. Se trata de un excepcional testimonio para calibrar los diversos cambios técnicos y las preocupaciones teóricas producidas a lo largo de su trayectoria. Este conjunto se ha convertido en el más popular y conocido de toda su variada obra. En ellos se recogen los monumentos que son, por sí mismos, pilares sólidos de la iconografía de la ciudad de Roma. Asombra el modo en que capta una vista y su capacidad para esquematizarla a través de un breve boceto, para más tarde desarrollarla sobre la placa de cobre. Con la divulgación de las Vistas de Roma, Piranesi vio afianzar su fama transformando la convencional Vedute de un mero recuerdo topográfico en sugerentes imágenes de gran poder expresivo.


VEDUTA DEL SEPULCRO DE CAYO CESIO.

Las aguafuertes son mucho más que láminas de arqueología. Los monumentos y las ruinas han sido vistos y grabados por Piranesi con un amor que devuelve alma a las cosas muertas. Son una evocación. No sólo las resucita, las engrandece.La visión de Piranesi es fundamentalmente barroca, es decir, Piranesi es el hombre de viva expresión pasional que ve la obra de arte, primero y principalmente, como un valor espacial. En las ruinas de las antiguas construcciones de Roma la circunstancia de su desmoronamiento facilita su ordenación dentro del paisaje que las rodea. Piranesi nos las muestra como ahogadas por la vegetación, pobladas de fantasmagoría y, al mismo tiempo, bañadas por el aire y la luz.


TEMPLO DE LA FORTUNA VIRIL.



Imágenes obtenidas de:

- University of Tokyo Library's Kamei Collection.
- Web Urisicula de la Universidad de Leyden.

viernes, 12 de diciembre de 2008

EL ARTE GRIEGO.


Grabado del Partenón.


Se desarrolla a lo largo del primer milenio a. C. hasta la romanización de Grecia, coincidiendo con la consolidación, esplendor y decadencia de la civilización griega. Tradicionalmente se pueden distinguir tres periodos evolutivos que coinciden con otras tantas etapas históricas:

a) La Época Arcaica. En sentido amplio abarca desde el final de las culturas del Bronce en Micenas (s. XII a. C) hasta las invasiones persas (inicios del s. V a. C). Durante este tiempo se sistematiza el conocimiento técnico de los materiales, asimilando ideas nuevas y métodos procedentes del exterior. Se distinguen dos momentos:
1. Periodo Geométrico. Se desarrolla durante la Época Oscura (hasta el s. VII a. C). En lo artístico es un periodo de experimentación y localismos, con importantes trabajos en cerámica.
2. Periodo Arcaico. Se desarrolla durante los siglos VII- VI a. C. Supone una ampliación de los repertorios artísticos, creando las estructuras del arte posterior. Se nutre del orientalismo y la mitología como base para sus creaciones.

b) La Época Clásica. Se desarrolla desde la derrota persa hasta la muerte de Alejandro Magno (ss. V- IV a. C. aprox.). Supone un notable cambio respecto a lo arcaico: se pasa del interés por hacer al interés por ser, culminándose el proceso creativo de la civilización griega. Bajo la influencia de poetas y filósofos, el individuo pasa a ser lo más importante, traduciéndose en una suavización y humanización de las formas, el estilo y los temas artísticos. Pierden importancia los mitos en función de una cotidianeidad idealizada que refleja el esplendor de las polis. Presenta también dos momentos:
1. El siglo V. Caracterizado por la conceptualización de la belleza (el canon).
2. El siglo IV. Caracterizado por el amaneramiento de las formas a través de aspectos singulares: la delicadeza, la emoción, el dinamismo, etc.

c) La Época Helenística. Desde la muerte de Alejandro hasta la romanización (ss. III y II a. C.
aprox.). Se trata de un periodo de eclecticismo, derivado de la disgregación del Imperio de Alejandro. Tendencias experimentales hacia un mayor realismo y una promoción artística basada en el mecenazgo privado.

http://es.youtube.com/watch?v=cyvNgDMZEdw

viernes, 5 de diciembre de 2008

EL ARTE MICÉNICO.


Puerta de los Leones

A mediados del II milenio a.C. se consolida en el continente (península del Peloponeso) una tercera cultura debida a un pueblo indoeuropeo procedente del norte: los aqueos. Se trata de un típico pueblo de la Edad de los Metales dedicado a la agricultura y la ganadería, y establecido en ciudades amuralladas y situadas en lo alto de colinas dominando amplias zonas fértiles: las acrópolis, entre las que sobresalen Tirinto, Argos y, sobre todo, Micenas, que da nombre a la civilización. El mundo micénico fue paulatinamente imponiéndose en el Egeo sobre Creta, estableciendo relaciones por todo el Mediterráneo Oriental, Egipto y Sicilia, y entrando en conflicto con Ilion (Guerra de Troya, reflejada en la Ilíada y la Odisea homéricas).
El arte micénico no se explica sin el minoico; aquel hace propias las formas y técnicas artesanales de éste, incorporando incluso artistas cretenses. Sin embargo perviven en la cultura micénica aspectos intrínsecos de la Edad del Bronce centroeuropea, que determinan un arte ecléctico y singular.

El edificio principal, como el Creta, sigue siendo el palacio pero con una configuración muy distinta. En la cultura micénica los palacios son las propias ciudades, fuertemente amuralladas con aparejos ciclópeos (porque su construcción se atribuía a los cíclopes, los hijos de Urano y Gea, famosos por su fuerza y habilidad) y situadas en cerros de fácil defensa. A veces presentan puertas monumentales como la Puerta de los Leones en la acrópolis de Micenas, que son expresión del nuevo poder de la realeza y entroncan con el mundo de Asia Menor. El espacio interior se organiza en función de distintos patios que conducen al edificio principal: el mégaron, una estancia rectangular que es al tiempo lugar de ofrendas y salón del trono. El mégaron presenta siempre una estructura similar, dividido en tres ambientes: un pórtico con dos columnas (de tipo cretense), un vestíbulo y una sala regia, con cuatro columnas que protegen un hogar central. Es frecuente que, separada de la zona de vivienda pero dentro de la muralla, se habilite un área explanada para el refugio de los campesinos en caso de guerra.

Fuera del recinto amurallado, al menos en época tardía, suelen construirse las tumbas siguiendo diversas tipologías. Las más significativas y que guardan cierto paralelismo con enterramientos de otros pueblos de la Edad de los Metales europea son los Tholos, constituidas por un pasillo (dromos) que da acceso a una cámara circular cubierta con una enorme cúpula por aproximación de hiladas para el depósito funerario y desde ésta a otra segunda estancia mucho menor e irregular que constituye la verdadera cámara sepulcral. Dentro de este tipo de tumbas destaca la bautizada por Schliemann como el Tesoro de Atreo, en honor al célebre rey homérico.

Sabemos que los mégaron y tumbas micénicas estuvieron decoradas con pinturas, siguiendo las mismas técnicas minoicas, aunque con menor sutileza. Sin embargo, las grandes diferencias se advierten en el repertorio temático, donde las escenas amables serán sustituidas por otras de caza, guerra, etc. Más interesantes son, sin duda, los trabajos de orfebrería, lo que pone de manifiesto el poderío económico de Micenas y su vinculación con las sociedades de los metales. En este sentido sobresalen las máscaras funerarias como la célebre atribuida a Agamenón o los denominados vasos de Vafio, en realidad realizados por un artista cretense e importados por un rey micénico. Capítulo importante son también las armas. En todos los casos, los artesanos micénicos hicieron gala de nuevas técnicas en el tratamiento del metal, como el repujado, el burilado o el nielado (incrustaciones de un metal sobre otro).

Interesante presentación:
http://www.slideshare.net/ElenaLB/arte-micnico-presentation

martes, 2 de diciembre de 2008

EL ARTE MINOICO O CRETENSE.




Hacia el año 2000 el centro cultural del Egeo se traslada al sur, a la isla de Creta, coincidiendo con el esplendor de una civilización sorprendente y de gran actividad durante este periodo; en parte debido al desarrollo marítimo y comercial de la isla, en parte a una tradición cultural acumulada por efecto de las migraciones procedentes de Asia Menor.

El arte cretense concreta una producción rica y variada, en la que destaca su arquitectura y su pintura, muy originales, como la propia civilización y con una influencia decisiva sobre lo griego.

Los principales edificios cretenses son los palacios o residencias señoriales, de gran complejidad y magnificencia. En realidad se trataba de palacios-santuario, regidos por un rey sacerdote, que eran al mismo tiempo residencia real, lugar de celebración ritual y centro económico de las ciudades-estado minoicas; encargados de la producción y control de los bienes, según patrones heredados de Próximo Oriente.

El desarrollo de la civilización cretense transcurre paralelo a la aparición de los primeros núcleos urbanos de cierta entidad: Cnossos, Faistos, Malia… La estructura básica de los palacios se establece en este momento (Primeros Palacios, 2000-1700 a.C.) como resultado de un sistema productivo agrario: el palacio organiza, concentra y distribuye los productos del campo cretense (vino, aceite, cereales, etc.) que se guardan en sus almacenes. El soberano controla la distribución de estos bienes y favorece el desarrollo de una artesanía especializada en torno al palacio. Lejos de constituir una aglomeración caótica, el palacio cretense es muy organizado especialmente a partir del periodo de los Segundos Palacios (1700- 1500 a.C.). El de Cnossos, por ejemplo, se configura en torno a un patio central, núcleo de llegada y redistribución de productos, al que se accede a través de distintos corredores procesionales. En torno al mismo se distribuyen los almacenes en la planta baja y la zona de vivienda, gobierno y rituales, en la planta alta.

El palacio es expresión del microcosmos cretense: vital, aperturista y relacionado con la naturaleza. Y sus decoraciones pictóricas contribuyen a fortalecer esta idea. Se trata de una pintura mural al fresco, de carácter lineal, tonos planos y un gusto especial por los arabescos y las ondulaciones, por lo que fue comparada por sus descubridores con el art nouveau de principios del s. XX. Sus antecedentes hay que buscarlos en Egipto y Próximo Oriente, sin embargo, las corrientes importadas se asimilaron de forma tan peculiar que el resultado final fue un lenguaje pictórico inconfundible por su gran originalidad. La inspiración de la pintura cretense tiene sus raíces en la naturaleza y el mar, y aun en el caso de escenas rituales o religiosas evocan una profunda alegría de vivir. En la pintura cretense las formas, los colores y los movimientos se supeditan a la fantasía creadora. Hombres y animales se representan con gran expresividad, mientras los motivos paisajistas y florales se tratan con una sutil libertad cromática y gran soltura de líneas. Todas estas características sorprenden en mayor grado si se comparan con las de las civilizaciones contemporáneas: rígidas y estereotipadas. La variedad y fantasía de los frescos ponen de manifiesto la sensibilidad de sus creadores, ya sea en composiciones zoomorfas (friso de los delfines), rituales (salto del toro) o funerarias (procesión del sarcófago de Hagia Tríada ).

La escultura cretense, exvoto siempre de pequeño tamaño y sin la menor pretensión de monumentalidad se caracteriza, al igual que la pintura, por su originalidad y sentido expresionista. A una fase ya tardía corresponden las denominadas diosas de las serpientes, figuras femeninas de loza –en menor medida criselefantinas que portan estos reptiles y son identificadas con sacerdotisas o divinidades asociadas a genios tutelares.

De gran importancia es también la cerámica cretense, decorada con la libertad y profusión que caracteriza todo el arte minoico. Los vasos del estilo Camarés, propio de los primeros palacios, se decoran en color blanco, rojo, violeta o amarillo, sobre fondo negro, componiendo motivos geométricos, espirales, etc. Al periodo de los segundos palacios corresponde la cerámica palacial o marina, decorada con ejemplares de la fauna marina: peces o pulpos en negro, sobre fondo claro.

viernes, 28 de noviembre de 2008

EL ARTE DE LAS ISLAS CÍCLADAS.

El Egeo.

Se desarrolla a lo largo del III milenio a. C., en torno a un grupo de pequeñas islas en la zona central del Egeo, donde aparece una próspera civilización basada en un comercio de cabotaje que llegó a extenderse por todo el Mediterráneo oriental e incluso las costas italianas y provenzales.

El símbolo de identidad de esta cultura son los ídolos de mármol o alabastro, representaciones humanas (generalmente femeninas) de enorme simplicidad y esquematismo, y por ello muy valorados por el arte del s. XX (Picasso, Brancusi, Modigliani). Conocemos mal la evolución y el propósito de estas figuras. Las que tienen forma de violín parecen corresponder a un momento temprano, identificándose con representaciones de divinidades: de la fecundidad o protectora de los muertos, o simplemente con exvotos dedicados a dioses asociados con el sol o la regeneración de la vida. Algo más tardías son las figuras de instrumentistas (de ambos sexos): tañedor de la lira , flautista de Keros…, realizadas con una sencillez de extraordinaria modernidad, que representarían escenas cotidianas –tal vez el acompañamiento musical de los rituales fúnebres- y podrían tener una ascendencia siria.
Ídolo cicládico de Keros, tocador de flauta, Museo Arqueológico de Atenas.

De interés por sus motivos decorativos son también las cerámicas cicládicas, en especial las denominadas “sartenes”, decoradas con espirales incisas o estampilladas, símbolo de las olas del mar, que serán retomadas en la cultura cretense y griega como motivo ornamental.

Al parecer los pobladores de las islas Cícladas procedían de Anatolia y, desde luego, sus piezas no se parecen mucho al arte que posteriormente se desarrollará en Grecia, pero sí hay ya una constante en el tema antropomórfico que será desarrollado por los griegos un milenio más tarde.